sábado, 2 de febrero de 2008

Pequeña gran historia de una foto


Fuimos a visitar una comunidad indígena, cerca de Nueva Cajamarca, en la región de San Martín de la Selva Peruana. Un día para compartir con ellos, conocerlos y descubrir las pequeñas grandes cosas de culturas que coexisten y perviven con grandes dificultades.
Me sorprendió la mirada seria y recelosa de los niños y niñas de la comunidad. A mí, que me gusta retratar sonrisas..., y no había manera.
Estuvimos toda la mañana, comimos allá, hubo espectáculos de danzas tradicionales, partidos de voley..., pero en los más pequeños no captaba ni una sola sonrisa. Desistido de mi intento y siendo la hora de marcharse nos montamos en el coche. Yo estaba detrás, junto con otras dos personas. De pronto, por la ventanilla contraria a mi sitio en el coche, la vi. Hice que se echaran para detrás mis acompañantes y entonces logré captarla. La única sonrisa. La mejor de las despedidas.
Las pequeñas grandes cosas que muchas veces nos pasan desapercibidas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sonrisa tardía, pero sincera y preciosa (!buena medicina de ilusión para los que os preocupáis de los que necesitan ser ayudados!). Ánimo amigos.

Fernando Monsalve Martínez dijo...

Gracias compi, por tus ánimos y por tu valiosa ayuda.

mariola merino dijo...

La foto lo dice todo, y la verdad es que es un regalo auténtico. Gracias por acercarnos un poco el otro lado del charco a los que aún ponemos excusas para no conocerlo en primera persona. Acabo de entrar en el blog y me parece muy interesante, ya te mandare reflexiones y cositas que si te parecen, las puedes colocar. Un abrazo de los grandes.
Mariola